El Monte

el monte Garrafe

A uno y otro lado, todo el Torío es monte cerrado, viejo robledal autóctono, algún nuevo pinar y una notable densidad de vida salvaje que se refugia en este tupido tapete forestal. Ambos montes forman en cada caso un ancho corredor boscoso que permita la cómoda circulación de su fauna histórica entre la montaña y los mismos umbrales de la capital leonesa donde últimamente pueden avistarse corzos, jabalíes o lobos gracias a estas anchas autopistas de bosque. Es monte espontáneo en gran medida tras haberse abandonado sus aprovechamientos tradicionales y cortas de madera. Por sus viejos caminos carreteros abandonados y enmarañados se cuelan los curiosos de la botánica y los observadores de toda la vieja vida que bulle entre la fronda (arrendajos, becadas, perdices, liebres, zorros, avifauna rapaz y una larga suerte de especies animales hasta redondear una cifra de ciento cincuenta)

El Río

En el Torio, al igual que en gran parte de los valles y riberas altas de la provincia de León, puede interpretarse el tiempo en los ingenios de riego que aún están escritos en esta vega desde hace diez siglos. Es el caso de las presas que históricamente abastecieron la ciudad de León desde su fundación romana, redibujadas y ampliadas durante la Edad Media y perfectamente funcionales en nuestros dias. Junto a ellas se dibujaron prados y heredades. Mientras el Torio cruza el Infantado le nacen siete presas en su margen derecha y otras cuatro en la izquierda. A su paso, camino de agua, se crean un paisaje de fronda y túneles verdes, de frescor y vida.

A lo largo de su cauce resisten en el tiempo con humilde gallardía los viejos molinos maquileros, vieja industria de la ribera moliendo grano o lino. Del término de San Feliz nacen las dos más afamadas, la Presa Vieja y la de San Isidro, que nació como propiedad exclusiva del abad. A lo largo de sus acequias crecen linderos vegetales de vieja estirpe en los que resisten especies relicarias de arbustos. Fuera de campañas de riego cuando se secan, sus cauces se convierten en un fascinante corredor para todos los que tengan curiosidad botánica o sencillamente ganas de pisar sendas originales con veinte siglos de historia.

Senderismo

senderismo

En pocos parajes de la provincia leonesa pueden aventurarse los amantes del senderismo por una laberíntica y sugerente red de viejos caminos forestales como podrán hacerlo en estos montes. Cualquiera de los pueblos del municipio de Garrafe recoge en su término varias e interesantes posibilidades de practicar paseos naturalísticos. Sugerimos como ejemplo más inmediato para todo tipo de andarines y edades aquellos cortos itinerarios que parten del santuario de Manzaneda y que pueden llevar al caminante, indistintamente hacia el monte o a la orilla pedrera del mismo río.